Buscar en este blog

Y junto con la Feria de las Culturas Amigas y el Festival de México, en el Centro Histórico, cafés.

Existen una cosa que aprecio de un buen lugar que venda café: que deje buen sabor en el paladar y cuando te dispongas a dejarlo, provoque una sonrisa recordar los pensamientos y la recién experiencia. En el Distrito Federal, antes de que la zona Roma-Condesa fuera coronada como el espacio para intelectuales, estudiantes, escritores y toda clase de criaturas para ir a tomar un café, el Centro Histórico era el lugar preferido por muchos de ellos. Cargados de historias y grandes personajes, existen tres lugares que hoy por hoy, pese a perder su tribu de seguidores mantienen su encanto.

Café La Habana. Morelos 62. Esquina con Bucareli. Lugar descrito en la novela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Cuentan las leyendas que a veces Monsiváis pasaba por su café, que Bolaño y Papasquiaro se curaban ahí la cruda y se hacían reuniones anarquistas en la bodega. Incluso se ha llegado a rumorar que aquí el Che Guevara y Fidel Castro planearon la Revolución Cubana.

Café Cordobés. Ayuntamiento 18. Esquina con López. Si desea probar un delicioso pay de queso crema acompañado de un excelente café, es el lugar. Puede que las calles de López y Ayuntamiento sean caóticas, pero la sonrisa al ver personajazos de la vida de la ciudad mientras bebe café no está incluido en el precio.

Jekemir. Isabel La Católica 74. Hasta hoy, un lugar perfecto si desea mantener alguna plática casual con sus parroquianos, muchos de ellos, trabajadores de los periódicos cercanos, jóvenes artistas y personal de las instancias públicas cercanas rogando por un poco de paz.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario